Jueves 3.
Ayer conversaba con una gran amigo sobre esos momentos donde sentimos que vienen todas las dificultades juntas en todos los aspectos de la vida, por más que mantenemos una práctica constante de daimoku diario. Le comenté que no es extraña esa sensación, que a muchos nos pasa en distintos momentos de la vida, sin embargo, con el pasar del tiempo y acumulando más experiencia en la práctica del Budismo Nichiren, lo que cambia es cómo asumimos estos momentos.
Ayer le exponía un ejemplo que suelo compartir con todos los que son jóvenes en la práctica del Budismo Nichiren. Y justo como estábamos en el carro, el ejemplo se aplicaba perfecto. Cuando vamos a una velocidad de 20 o 30 km por hora, aunque abramos la ventana y saquemos la mano, el viento no causa ninguna resistencia para mantener nuestra mano fuera del carro. Si subimos la velocidad, sentiremos de manera progresiva cómo el viento se hace más y más "fuerte", pero en realidad no es el viento, sino nosotros, que estamos avanzando cada vez más rápido y generamos más "resistencia" del viento.
No es lo mismo ir por las avenidas de Caracas que en un circuito de fórmula 1, donde los carros corren a velocidades mucho mayores. La resistencia que genera el piso y el viento podrían ser insostenibles para nuestro brazo fuera del carro.
El karma funciona igual. Cuando avanzamos, porque estamos manteniendo una rutina de daimoku constante, cuando avanzamos en nuestra convicción de manifestar nuestras mejores cualidades y nuestra Budeidad en la vida cotidiana, el karma negativo, la oscuridad fundamental de la vida, tiene que "hacer su trabajo", y genera la resistencia proporcional a nuestra decisión de avanzar.
Por eso cuando sentimos que nuestra fortaleza está en buen nivel, nuestro daimoku decidido lo hacemos con fuerza, el karma negativo surge como consecuencia de este avance para que, tal como un fórmula 1, pasemos por encima de dichos obstáculos, podamos hacernos más hábiles en la conducción de nuestra vida con decidida postura de no retroceder.
Los obstáculos surgen porque el proceso de limpieza que realizamos en nuestro karma hace "aparecer" dichas dificultades, porque nuestra vida genera la respuesta para vencer con fortaleza y determinación. Si no fuese así, el Nam Miojo Rengue Kio no generaría los beneficios en millones de personas que lo practicamos alrededor del mundo.
Cuando avanzamos de manera irremediable enfrentamos obstáculos, pero la clave está en no dejarse vencer, o vencer el miedo y la incertidumbre, y mantenerse firme en la decisión de transformar el karma negativo que se nos manifiesta, para disfrutar de mejores condiciones y construir un espíritu invencible con cada victoria que logremos.
No nos dejemos vencer, los obstáculos nos hacen más fuertes. Nam Miojo Rengue Kio.
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