Febrero 12.
Todo en la vida se mueve por las cosas que uno quiere, desea, anhela. De hecho la base del sufrimiento es por querer lo que uno no tiene. La premisa budista de los "cuatro sufrimientos básico de la vida" (nacer, envejecer, enfermar y morir), se amplía con cuatro más: tener que apartarse de aquellos a quienes uno ama, el sufrimiento de tener que encontrarse con aquellos a quienes uno odia, el sufrimiento de ser incapaz de obtener lo que uno desea, y el sufrimiento que surge de los cinco componentes que constituyen el cuerpo y la mente de uno.
Ser "incapaz de obtener lo que uno desea" se convierte en algo natural en la época moderna, porque todo el planeta gira en torno al consumismo, por lo que por todos lados recibimos la incitación a buscar aquello que nos ofrecen para satisfacer alguna necesidad. El mundo de Hambre se activa en nuestra vida cuando vemos publicidad, redes sociales y eso que "el otro tiene" y yo no.
El budismo surgió hace 2500 años para vencer el sufrimiento y de hecho Sakyamuni practicó religiones y filosofías de su época que exponían que para dejar de sufrir había que dejar desear. Parece obvio, pero no lo es. Porque dejar de desear es imposible, es parte de la naturaleza de estar vivo, querer y desear. Así que Sakyamuni buscó cómo trascender el sufrimiento que causa el deseo y en esa búsqueda expuso la Ley Mística. Cientos de años después surgió Nichiren y expuso que cuando los deseos nos llevan a entonar el nombre de la Ley Mística, Nam Miojo Rengue Kio, esos deseo en vez de mantenernos en el sufrimiento más bien nos conducen a la iluminación.
Así, en el Budismo Nichiren el deseo se convierte en el combustible para extraer y manifestar nuestro máximo potencial humano, la Budeidad. El deseo de tener lo que obviamente no tengo, se sublima y se vincula a mejorar mi existencia, para atraer la buena fortuna necesaria para que mi vida obtenga lo que necesita para ser amplia, digna y trascienda el egoísmo.
Deseamos bienes materiales, mejor situación económica, salud, personas, viajes. Deseamos una mejor sociedad, un mejor país, mejores gobernantes. Deseamos mejores conciudadanos, que respeten junto a nosotros las normas de convivencia mínimas para vivir en armonía y comprensión. Deseamos descansar y que nuestro sueño no sea interrumpido por gente sin escrúpulos que llega a tu calle a las 2 am con volumen inhumano hasta las 8 am (especial para los vecinos de El Caribe). Deseamos estar bien, mejorar cada día. Deseamos estar cerca de los que queremos, que regresen los que se fueron, que estén bien donde están, triunfen y sigan mejorando.
El deseo nunca va a cesar. Se vuelve enfermizo cuando somos dominados por el deseo incontrolable por más y más, eso es vivir el mundo de Hambre. Pero al practicar Nam Miojo Rengue Kio, el deseo se sublima, se enaltece y nos exige expandir nuestro potencial para lograr y alcanzar ese deseo. Lo convertimos en meta, actuamos para lograrla y salimos victoriosos.
La clave está en conducir el deseo al Gojonzon, sentarnos frente a nuestro altar y entonar mucho daimoku para que nuestro deseo se manifieste como beneficio para nosotros y todos a nuestro alrededor, estableciendo con nuestro daimoku que ese deseo nos convertirá en mejores seres humanos, que el logro de nuestra meta brindará bienestar también a quien nos rodea. Que mi proceso de transformación interna, mi revolución humana, causará tanta influencia positiva en quien me rodea, que mi victoria al alcanzar mi meta, mi deseo, servirá de inspiración para que también se propongan su propio proceso de revolución humana. Eso, expandido a cada vez más individuos, es lo que volverá nuestro deseo de una mejor sociedad en una tangible y beneficiosa realidad.
Lo que uno quiere lograr le pone tamaño al esfuerzo, que debe ser proporcional al tamaño de mi deseo. Paso siguiente, el daimoku también debe ser proporcional a cuán grande es eso que uno desea lograr.
Con daimoku lleno de fe y convicción, lograremos todo lo que queremos.
Cómo Bodisatvas de la tierra estoy en la actitud de altruismo, y cuando voy al gojonzon por comprobar cada día que mi fe funciona, me digo a mi misma,no dudes de ti de tu entorno, que a través de mi deseo material no solo me sirva a mi, sino a todo aquel que lo requiera por ejemplo un teléfono y para que me sirve? A para comunicarme y para que más? Cómo dijo Sensei Ojeda a un joven aaah para que algún vecino o familiar si lo necesita para comunicarse para un mensaje para que lo llamen para un trabajo o para saber de su familia o que se yo pero que también le sea útil ( me pasa con una vecinita) contribuyo a varias cosas, para mi trabajo y para que otra persona que está limitada económicamente no puede tenerlo, pueda acceder al mío hasta que ella logre obtener uno, entonces con una acción simple como está el deseo material llevo al fin último iluminar nuestros mundos
ResponderEliminarGracias Luchito el espacio está espectacular para dialogar e intercambiar