martes, 8 de febrero de 2022

Los buenos y los malos...

Febrero 8.


En las películas se suelen apreciar de manera bien detallada quién es el bueno y quién el malo. Cuando son muy buenas esa distinción es más difícil de percibir, porque logran exponer a cada personaje con sus motivaciones y un marco histórico que logran "justificar" sus acciones (al menos en la película). En la vida no suele ser tan sencilla la distinción, porque no hay individuos siempre buenos y siempre malos, más bien hay seres humanos respondiendo a sus circunstancias con sus recursos y valores adquiridos, aplicados y reforzados.

Un delincuente puede tener una historia de desatención familiar, carencias económicas y, cuando aprende a quitar la vida a otros, su carencia es de humanidad, manifestando la Animalidad plena que describe el budismo. Pero también existe ese delincuente que no tuvo tantas carencias, sino que su personalidad construyó una imagen de sí mismo que lo llevó a aprovecharse de los más débiles, de los recursos adquiridos por otros sin temor a causar sufrimiento. Aunque los orígenes sean diferentes, la Animalidad sigue siendo la premisa.

Alguien que se sobrepone a una situación de decadencia, carencias y malos tratos recibidos desde muy temprano en su vida, y logra triunfar sobre sus propios demonios para convertirse en un individuo ejemplar, comprueba que el entorno no garantiza ser bueno o malo, sino es el propio espíritu humano lo que logra la diferencia.

En todo lo anterior, el karma es lo que funciona, sea el caso que sea. Por karma enfrentamos lo que vivimos; por karma lo procesamos de la manera que lo hacemos; por karma nuestra maldad durará más que nuestra bondad en algunos casos.

Por karma también nos encontraremos con personas que actúan con maldad, o más bien actúan para protegernos. Todo responde a nuestro karma construido desde el infinito pasado. Entonces, cuando revisamos nuestra existencia y deseamos cambiar nuestra maldad, o no atraer a personas que actúen con maldad, lo que debemos transformar es el karma. Para esto es que existe Nam Miojo Rengue Kio, para transformar nuestro karma y alejarnos de la manifestación del mal a nuestro alrededor, o en todo caso para vencer el mal manifiesto en cada ocasión de nuestra vida.

Las sociedades seguirán viviendo la manifestación del mal, con delincuentes, corruptos, estafadores, personas violentas en la familia o con otros, eso lo seguiremos viviendo. El deseo de todos nosotros es que sea cada vez menos y que cuando surja el mal sea atacado con los valores que corten su ciclo de reciclaje, que para frenar y vencer el mal no se actúe siendo emisarios del mal, sino con acciones que corrijan la raíz de ese mal innato en el ser humano.

No son procesos rápidos ni se puede ser ingenuo, los delincuentes seguirán actuando y seguirán recibiendo la respuesta kármica que les toque, los gobiernos seguirán actuando según su criterio de cómo responder ante maleantes y corruptos. Pero toda respuesta es asumida, conducida e implementada por otros seres humanos. Por eso la clave, desde la perspectiva budista, es transformar al ser humano.

En la medida que más individuos nos comprometamos a realizar nuestra revolución humana, inspirando a otros a que también la realicen, el impacto en la sociedad se dejará ver en el mediano y largo plazo, generando menos delincuentes y corruptos, menos individuos que usen la fuerza y la muerte como estrategia principal y viviremos en una sociedad con valores que promuevan el respeto a la dignidad de la vida en todos sus aspectos.

Muchos trabajo pendiente para transformar nuestra sociedad.

Nam Miojo Rengue Kio.

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