Hoy, 7 de enero, mi familia celebra 43 años de haber recibido Gojonzon. Mi padre lo recibió con 30 años, mi mamá tenía 25, yo había recién cumplido 7 y mi hermano iba a cumplir 4. Todavía 9 meses después nacería mi hermana, que nació ya en un hogar con Gojonzon.
Por eso hoy en día disfruto tanto de conocer y estar cerca del proceso de fe de cada persona que me lo permite, porque disfruto del proceso de re-educación que todos vivimos cuando comenzamos a practicar el Budismo Nichiren de la Soka Gakkai.
El budismo no expone a una deidad máxima y suprema, porque el Gojonzon no lo es. Existe la máxima Ley del Universo, que rige todos los fenómenos y que al "sintonizarla" con nuestro daimoku nos permite extraer nuestro máximo potencial.
El budismo Nichiren de la Soka Gakkai no promueve figuras sacerdotales superiores o infalibles, sino líderes humanistas que se ganan el respeto de los demás con el ejemplo y el apoyo.
En el budismo "los milagros" no son tal cosa, sino una respuesta kármica o causal a lo que nos sucede momento a momento, producto de nuestros pensamientos, palabras y acciones positivas.
El budismo no expone un destino pre-establecido o incambiable. Expone que con la transformación de nuestra conducta, haciendo causas diferentes a las habituales, nuestro karma se cambia logrando una realidad tal y como la deseamos.
El budismo no niega los deseos, más bien invita a sublimarlos y pensar siempre en "crear valor" con esos deseos que como seres humanos tenemos a cada instante.
En el budismo el bien y el mal no están "afuera", sino "dentro" de cada uno de nosotros, y pone énfasis en que la propia revolución humana de más y más individuos es lo que garantiza que el mal sea vencido en la vida propia, en la familia, en la sociedad y el mundo entero.
Todos estos "valores" los fui aprendiendo desde casa, los fui forjando en la Soka Gakkai y les di valor absoluto aplicándolos en la vida cotidiana, porque sino no tendrían sentido.
Hoy, con mucho orgullo sigo aplicando esos valores y me esfuerzo por transmitirlos a mi hijo y a todos con los que comparto en la vida.
Recibí mi propio Gojonzon familiar en 1993, mis hermanos igualmente tienen su Gojonzon. Hoy mi sobrina tiene el suyo y todo comenzó con la decisión de mi padre de recibir su Gojonzon y hacerse budista, de ser miembro de la Soka Gakkai Internacional de Venezuela. El apoyo de mi madre fue y ha sido vital para que hoy todo nuestro núcleo familiar, además de otros familiares, también tengan su Gojonzon.
Espero seguir cerca de todo aquel que me permita participar de su proceso de revolución humana acercando al Gojonzon, a la Gakkai y a Ikeda Sensei a todo el que pueda y así contribuir a la transformación del karma de cada vez más seres humanos.
Hasta mañana!
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