Hoy, 20 de enero, tuve que acompañar a mi hijo a resolver algo en un centro comercial y por supuesto nunca falta el "ver tiendas" que terminan recordándonos lo que no tenemos, pero queremos. Y es parte integral del ser humano desear, cosas y personas; y por eso desde su surgimiento el Budismo aborda el tema de los deseos de manera bien frontal.
Cuando nació Sakyamuni las religiones y filosofías de su época proponían la eliminación de los deseos como paso primordial para el logro de la felicidad. De hecho muchos de los primeros sutras siguen confirmando este requisito... si deseas, sufres... entonces, no desees.
Sólo los sutras de la última etapa de su enseñanza establecen lo que se puede identificar como "sublimar" los deseos. No se niegan, se trabaja para enaltecer los deseos. Nichiren con el Nam Miojo Rengue Kio confirma que podemos orar por todo lo que deseamos, porque al entonar daimoku nuestra vida eleva su condición, lo que nos permite sublimar nuestros deseos para conducirnos a la iluminación. Sí, a través de desear, podemos manifestar nuestra Budeidad.
Entonces la clave jamás es dejar de desear, o permitirnos prejuicios a nuestros propios deseos, sino más bien preocuparnos por manifestar la Budeidad, hacer revolución humana, porque en ese proceso vamos desarrollando la comprensión necesaria para discernir la validez de nuestros deseos, las prioridades, aquellos que también van a satisfacer a otros (vencemos el egoísmo) y así sublimamos esas cosas que nos causan sufrimiento por no tenerlas, por no poder realizarlas.
Hoy, las necesidades que padecemos la inmensa mayoría nos hacen desear tener salud, recursos para los servicios básicos, para tener comida suficiente. También deseamos tener mejores relaciones en la casa, en la comunidad, con los amigos. Deseamos una mejor sociedad, mejores servicios. Y ni hablar de viajes, eventos, aparatos, etc... Deseamos y seguiremos deseando.
La clave se mantiene a que hagamos daimoku por esos deseos y ese proceso nos permitirá atraer la buena fortuna, los recursos, la satisfacción que nuestra vida requiere.
Hacer daimoku eleva nuestra condición de vida, nos saca del sufrimiento, del hambre insaciable, de al animalidad, de la ira; y nos lleva a la Budeidad! Incluso si nos comportamos como Bodisatva de la Tierra y apoyamos a otros a manifestar su propia Budeidad, esa acción nos permite cumplir y alcanzar nuestros propios deseos!!!
Mantengamos en nuestra mente y en nuestro corazón, el más sincero y profundo deseo de ser Budas y de actuar como Bodisatva de la Tierra de manera cada vez más frecuente. Mantengamos el deseo de ser dignos discípulos, porque Daisaku Ikeda nos muestra cuánto se expande la vida, porque él ha deseado corresponder a su mentor Toda.
Mi mejores deseos de victoria para todos y cada uno de ustedes!
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