martes, 25 de enero de 2022

Conflicto, violencia, guerra...

Hoy, 25 de enero, la situación en el mundo es algo más compleja que ayer. Lo que sucede en Ucrania parece que irá siendo cada vez más grave y aunque lejos de Venezuela, el alcance de estos conflictos siempre, siempre, afectará a la humanidad entera.

Hace pocos años en Venezuela los índices de violencia eran muy similares, y en algunos casos superiores, a los países en guerra. Hoy en Ecuador se está viviendo una realidad muy parecida con estadísticas semanales muy graves. En América Central se siguen desplazando miles de personas que escapan, entre otras cosas, de la violencia desmedida en sus pueblos. Hacia el norte, en México la violencia no cesa en la permanente lucha entre carteles de la droga y periodistas que intentan exponerlos. Y más al norte, es ampliamente conocido el libre acceso a las armas que nunca dejará de ser una invitación a su uso indiscriminado.

No hay lugar que no viva conflictos de una y otra índole. En algunos lugares la diferencia está en el abordaje del conflicto, que por cultura lo manejan de forma algo más "civilizada", pero conflictos, hay en todos lados. En 2008 mientras estaba en Japón, una de las traductoras me comentaba que la indigencia había aumentado. Desconozco la realidad de hoy en día, pero incluso sociedades como la japonesa manejan conflictos sociales serios para su realidad.

En cualquier caso, vivir en conflictos, violencia o guerra, dependerá de nuestro karma, las acciones realizadas en el pasado infinito producirán como efecto que nos toque vivir una u otra situación. Entonces, la visión budista es transformar el karma que nos ha tocado enfrentar para vivir una situación diferente a la que vivo y me causa sufrimiento. El karma va incluso más allá, porque expone que la situación que nos rodea es sólo una manifestación de lo que nuestra vida contiene, por lo que no será suficiente "cambiar de lugar" sin transformar la causa interior que es lo que nos vinculó a ese conflicto o violencia en el entorno.

La situación mundial nos puede causar miedo o indiferencia cuando lo que ocurre está "muy lejos" de nosotros. Sin embargo, la distancia de lo que sucede en Yemen no me debe ser indiferente y tampoco me debo permitir ser paralizado por el miedo. Entonar daimoku debe hacer surgir en nosotros la determinación y al certeza de que puedo conectarme con una frecuencia de vida en mi entorno opuesta a la violencia, que puedo extraer la capacidad de influenciar a quienes me rodean para expresar cada vez menos violencia y más humanismo.

Mi hogar, mi comunidad, mi país, mi continente, mi planeta... Así debe expandirse mi vida y mi interés por transformar el conflicto, la violencia y la guerra. Daisaku Ikeda vivió la guerra. Su maestro y el maestro de su maestro la vivieron en primera persona. Por eso dedicaron su vida a combatir la guerra en cualquier escala. Cada uno de nosotros jamás debe dejar de lado enviar daimoku a la humanidad para que cada vez más seres humanos se conecten con la Ley Mística y logren vencer el conflicto, la violencia y la guerra en su corazón, y por otro lado merecer mejores gobernantes que conduzcan a los pueblos a mejores condiciones humanistas.

Siempre entonando daimoku por los amigos en todas las latitudes del planeta... Nam Miojo Rengue Kio

1 comentario:

  1. Indudablemente la educación que nos proporcione la Gakay,y el compromiso de cada uno de nosotros de asumir nuestro karma como misión y misión en karma haremos el contacto de corazón a corazón para ver la transformación de nuestro entorno, así confíando como lo hacía Fukyo, en algún momento serán budas todos
    Gracias por el comentario de hacer la conciencia por el humanismo

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